sábado, 12 de mayo de 2012

Vértigo (De entre los muertos, 1958)


Trailer "Vertigo" (1958)

Mientras que en La ventana indiscreta veíamos un ensayo sobre el mundo del cine, en Vértigo observamos algo similar, pero esta vez centrado en la construcción y desarrollo de los personajes. Vemos la obsesión de John 'Scottie' Ferguson (Stewart) por reconstruir la imagen de la mujer que amaba, fallecida.

En este caso, el hecho que desarrolla la trama argumental o el MacGuffin es el hecho de que el protagonista sufre Acrofobia o vértigo, que le obliga a retirarse de la policía y aceptar el encargo de su amigo Gavin Elster (Tom Helmore) de vigilar a su esposa Madeleine Elster (Kim Novak ) a la que cree poseída por el fantasma de su bisabuela. A partir de aquí es cuando da comienzo la narración detectivesca y los constantes giros argumentales magistralmente colocados que mantienen la tensión y el suspense (es su vértigo lo que le impide salvar en un primer momento a Madeleine Elster en el campanario).

Vértigo es un ejemplo de narración teatral: los hechos, las historias que los protagonistas llevan a cabo no tienen por qué ser reales, es más, en el caso del primer personaje de Kim Novak son una farsa para engañar a Scottie. La trama argumental es complicada, con constantes giros sumidos en el suspense y la tensión característica del género de Hitchcock, que juega con el espectador en todo momento.

Se trata también el tema de la locura obsesiva, rozando la demencia, del personaje John 'Scottie' Ferguson con reconstruir la imagen de Madeleine que creía perdida para siempre. La realidad se mezcla con el mundo de las pesadillas y la fantasía empleando la técnica.

Vemos también el miedo, que al principio se presenta como sobrenatural pero que al final se observa como simplemente todo estaba planeado y como el peligro y el criminal vienen de elementos cotidianos (la trama urdida por el amigo de Ferguson, Gavin Elster para asesinar a su mujer), encontrándonos de nuevo ante una narración de un asesinato perfecto.

Hitchcock juega con la narrativa audiovisual, experimentando en el lenguaje con el empleo de luces y sombras, planos, colores y música. Las pesadillas son representadas a través de colores intensos y flashes de luces, así como composiciones y collages de imágenes acompañadas de música estridente que transmita tensión y estrés. La música es constante acompañante de la acción dramática, acompasada totalmente a los hechos formando una unidad audiovisual.

Vemos también como Hitchcock introduce elementos de erotismo a lo largo del largometraje, comenzando con el sujetador en la primera secuencia y manteniendo pequeños detalles a lo largo del resto de la película. El humor sigue siendo un elemento frecuente.


El hombre que sabía demasiado (1956)


Trailer"The man who knew too much" (1956) 


El hombre que sabía demasiado es un remake de una película del propio Hitchcock de 1934 que rodó en Estados Unidos con más presupuesto en el 56.

En este caso, el MacGuffin encargado de dar pie a la historia sería el asesinato de un espía en medio del zoco marroquí, que involuntariamente implica a Ben (James Stewart) al contarle los planes existentes de atentar contra el ministro inglés minutos antes de morir. El hecho de que Ben conozca esto provoca el secuestro de su hijo, Hank y da paso a que se desarrolle la acción en torno a este hecho.

En relación con el MacGuffin de esta película, Hitchcock juega con el concepto de falsa culpabilidad: los McKenna son confundidos con espías por error y entonces es secuestrado su hijo. También se juega con los dobles sentidos cuando confunden “Chapel” (capilla) con el apellido “Chapell”.

El suspense radica en los intentos del matrimonio McKenna de evitar que el asesinato del primer ministro se lleve a cabo, así como recuperar a su hijo evitando que sufra cualquier tipo de daño. El espectador conoce elementos argumentales antes de que los personajes interactúen en base a ello, aumentando la tensión conforme avanza el largometraje. 

Vemos también el concepto de “crimen perfecto” y el relato de como este se intenta llevar a cabo: no importa quién es el asesino o la víctima, importa cómo se desarrolla la trama de espionaje.

En esta película vemos otro de los elementos fundamentales del estilo de Hitchcock: el miedo y el peligro procedente de elementos cotidianos: la familia McKenna está de vacaciones en marruecos y se ven envueltos en una trama de espionaje en la que peligran sus vidas.

El humor también está presente de manera subyacente, en clave irónica (en la embajada una empleada hace un chiste sobre suiza y la neutralidad).


            

La ventana indiscreta (1954)



Trailer de "Rare Window" (1954).


La ventana indiscreta es un ensayo sobre el mundo del cine, la acción y el desarrollo cinematográfico. James Stewart adopta el papel de director, creando la historia y sujetando la cámara. La ventana es el marco a través del cual ve el mundo (el patio de vecinos, a duras penas se ve la calle exterior) y se desarrolla la acción. No nos llegan las conversaciones que mantienen los vecinos de manera clara (a parte de que no es relevante para el argumento), solamente oímos lo que llegaría a la ventana dónde Stewart está situado, siendo el murmullo del patio de vecinos la banda sonora perfecta para la película.

El MacGuffin que sirve como detonador del argumento sería el accidente que sufre el personaje de Stewart que le deja lisiado en silla de ruedas, mostrándose la cámara de fotos destrozada (presentando así también la profesión de este) y a continuación, la conversación telefónica a través de la cual conocemos algún detalle más sobre la razón por la que está en la silla de ruedas. Se nos presenta su personaje como un reportero gráfico aburrido por no poder mantener el estilo de vida de trotamundos al que está acostumbrado, pasando el tiempo observando el patio de vecinos y especulando sobre sus vidas.

Es la obsesión, rozando lo enfermizo, de Jefferies (Stewart) por observar lo que ocurre en el patio de vecinos lo que da comienzo a la acción: el supuesto asesinato de la mujer del viajante. Hitchcock trabaja aquí el suspense diferenciándolo de la sorpresa: el espectador ve que la mujer sí sale del apartamento, pero Jefferies al estar dormido no puede verlo y construye toda su paranoia en base a la supuesta “desaparición” de la mujer. Vemos aquí la narración teatral de los hechos, que no tienen porqué ser ciertos o reales. La situación nace de la ofuscación de Jefferies de que sí ha ocurrido un asesinato a pesar de que todas las pruebas recogidas por su amigo el detective Thomas Doyle apuntan lo contrario (llegando incluso a desarmar por completo su historia sobre el asesinato).


Hitchcock juega con las luces y la sombras como manera de crear la tensión y el suspense en la narración, demostrando un completo dominio de la técnica cinematográfica. Vemos como importan los detalles de la realización del crimen (en busca del asesinato perfecto) y no importa el crimen en sí mismo (que nunca se sabe más que el asesinato del perro de una de las vecinas), ocupando este el hilo argumental a través de la paranoia de Jefferies que junto con Lisa Carol (G. Kelly) y la asistenta Stella (Thelma Ritter) construyen la historia de cómo el viajante asesinó a su propia mujer.

El humor está presente a lo largo de la narración, no como género, sino como otro elemento más del estilo peculiar de Hitchcock. Se dan situaciones momentáneas, sin desviar la atención de la verdadera trama. Así mismo, se ve las dificultades a la que somete a los actores a través de los personajes: el peligro que sufre el personaje de Grace Kelly al trepar por el edificio y luego al tener que enfrentarse a la violencia del viajante, o las dificultades de moverse de Stewart enfundado en la escayola y aún más en las últimas escenas durante la lucha con el viajante que termina por arrojarlo por la ventana. 

Hitchcock, Maestro del Suspense


Alfred Hitchcock fue un directo de cine británico que desarrolló su carrera entre Inglaterra y Estados Unidos. Maestro del suspense, Hitchcock es uno de los autores clásicos del cine más importante, a pesar de que nunca ganaría un Óscar por ninguna película, salvo el premio en memoria de Irving Thalberg otorgado por la academia como reconocimiento a su carrera. En 1944 creó su propia productora con Sidney Berstein, la Transatlantic Pictures que seis años más tarde se declaró en bancarrota y pasó a formar parte de la Warner Brothers.

Comenzó su brillante carrera en Inglaterra, dónde dirigió películas como El hombre que sabía demasiado (The man who knew too much, de la que haría un posterior remake con más presupuesto en EEUU) y 39 escalones (The 39 steps), que no tardaron mucho tiempo en darle fama mundial, constituyendo su pasaporte a Estados Unidos. En 1937 llega a Nueva York y dos años más tarde, habiendo firmado con el productor David O. Selznick, comienza el rodaje de su primera película americana: Rebeca, (Adaptación de la obra literaria de  Daphne du Maurier). Este fue el comienzo de una larga lista de títulos entre los que destacan: Crimen perfecto (Dial M for murder), La ventana indiscreta (Rear window), Atrapa a un ladrón (To catch a thief) y un autoremake de El hombre que sabia demasiado.

Hitchcock aportó a la historia del cine su peculiar estilo, ganándose el título de “Maestro del suspense”. Cabe señalar la diferencia entre suspense y sorpresa: en las películas de Hitchcock el espectador conoce más de la historia que los propios personajes de la trama, creando la tensión característica de su estilo cinematográfico. Trabaja su propio género: da forma al suspense, donde desarrolla otros conceptos que se convertirían en temas recurrentes de su filmografía.

Acuñó términos como el “MacGuffin” consistente en introducir en la trama del largometraje un elemento sin apenas relevancia e intercambiable, es decir, no importa qué elemento sea (puede ser un muerto o una fórmula secreta) pero es sobre el cual se articula el suspense y sirve para introducir y avanzar argumentalmente. En palabras de Hitchcock (1939) el MacGuffin «en historias de rufianes siempre es un collar y en historias de espías siempre son los documentos».





La falsa culpabilidad, consistente en confundir a un personaje inocente con el verdadero culpable; o el crimen perfecto, importando la narración de cómo se ha llevado a cabo dicho crimen sin importar quién es el artífice del mismo (normalmente se da a conocer su identidad al principio de la película). Hitchcock era conocedor de la técnica cinematográfica, avanzando en el lenguaje del cine. Hacía un uso adecuado e intencionado de la técnica, mezclando el interés comercial con un juego hacia el espectador (consideraba al público inteligente, introduciendo unas pistas previas entrelazadas con la narración teatral de situaciones que no siempre eran ciertas).

El humor siempre está presente en su obra, pero no establecido como comedia (rodó una comedia fallida al margen del suspense: Matrimonio original). El miedo es otro de los elementos característicos de su estilo, pero no el miedo sobrenatural sino el miedo fruto de la cotidianeidad procedente de situaciones comunes. Los criminales suelen ser personas cercanas a las víctimas, son elementos reales y de la normalidad, alejados de lo sobrenatural o divino.

Por último, cabe referenciar englobado dentro de su estilo, la característica fijación de Hitchcock con las actrices rubias. Era conocido su obsesión por torturar durante los rodajes a los actores, haciendo pasar a sus personajes por situaciones realmente difíciles, haciéndolos trabajar bajo verdadera presión (sobre todo a los personajes femeninos). Como curiosidad señalar el hecho de que las tres películas escogidas para realizar el análisis el personaje principal masculino es interpretado por James Stewart, demostrando el interés preferente de Hitchcock por trabajar con determinados actores.  

El reconocimiento de Hitchcock como autor proviene de la Nouvelle Vague de la mano del director F. Truffaut. Hitchcock creó un estilo único y característico: desde sus cameos camuflado entre los extras hasta el MacGuffin, se convirtieron en sellos propios y lo consolidaron como uno de los mejores directores de todos los tiempos.